Fotos: Dulce y Salado
Algunas de los Productos y Delicias en el Mercadito
Unas semanas atrás fue el Mercadito de Nina. Me complace ver como esta actividad del Mercadito de Nina va cambiando con cada iteración, pero el concepto es el mismo: un lugar dónde descubrir nuevos productos y artesanos locales de gran calidad. Desde la primera edición hasta la última, siendo está la cuarta, el mayor cambio que he visto es la variedad de “tapas” para degustar.
Dicho en buen panameño: venta de comida. La oferta y variedad de platos para degustar a ido variando. Desde el siempre popular choripan de Humo a las nuevas ofertas presentes en está cuarta versión del Mercadito. Había presencia de sin fin de postres, paletas y chocolates. Había para satisfacer a los amantes del dulce y lo salado.
Otra buena adición, en este caso para mi, fue la inclusión de más formas de pago: tarjetas de crédito y clave. Esto da rienda suelta al apetito. Ya no hay una verdadera excusa para no degustar múltiples opciones. En el primer Mercadito, era una limitante, que me afecto a mi, normalmente cargo poco efectivo por seguridad (chino precavido vale por dos).
Andrés Madrigal llevando la fantástica paella de conejo, ibérico y guandú: “Toma la foto rápido, que esto pesa tío”, respondo: “perame, otra más, y otra…”—-Andrés: “Ya tío son 20 Kg!”
Mis pasadas experiencias con respecto a platos basados en conejo, particularmente la paella valenciana, no han sido muy buenas. Normalmente el conejo queda sobre cocido o tiene el sabor a carne de “cacería” muy pronunciado.
Tenía que darle mi voto de confianza a la casa, después de todo, el autor era el Chef Andrés Madrigal. No podía dejar que mis pasadas experiencias influyeran en mi degustación del plato. Mi confianza no fue defraudada, es una de las paellas más deliciosas que he probado, mi esposa no me deja mentir, hasta a ella le fascinó.
La paella en cuestión era a base de conejo, jamón iberico y guandú. Algo tenía, pues mi amor en vida, no es fanática del conejo, tampoco del ibérico (a menos que sea un muy buen ibérico), le encanto. Acabó con su porción a cabalidad. Infortunio para mi, pues contaba con ese bocado extra que siempre me deja.
Así como suena, sabe. Yo diría que hasta mejor. Una cerveza Chivo Perro resultó ser el acompañante perfecto para este arroz. Mis felicitaciones a Andrés Madrigal por tan estelar plato.
Hubo otros platos que dieron mucho para hablar: el chorizo artesanal en una especie de “waffle wrap” (mato por probarlo, ya no podía con más comida). Unas costillas en salsa de tomate de árbol, entre otros, hicieron la tarde al paladar de muchos comensales ese día. En conclusión, la carrera “armamentista” del sabor está declarada. El nivel de calidad encontrado hoy en la oferta culinaria panameña crece por día. Este tipo de actividades son una prueba de ello.
Les paso el dato que el próximo 16 de abril, será la versión Nº5 del Mercadito de Nina. Apoyemos al productor y artesano local. Lo merecen.