Cuando te dicen que en un solo lugar estarán: Patricia Miranda, Luis Mendizabal y Charlie Collins sabes que algo bueno están cocinando. Una cena haciendo un homenaje a los sabores de la altiva provincia de Chiriqui tiene lugar en St. Francis, la nueva casa de la Chef Elena Hernández. Tanto los chefs como los productos son chiricanos, garantizando así el sabor y representación digna de está rica región panameña.
Asistí como invitado a la cena de seis (6) tiempos junto con un maridaje de vinos. Un plato, un vino. Este era el menú de platos y el maridaje de vinos:
- Queso de Cabra Casero, polvo de remolacha, uovo di craco y aderezo balsámico – Patricia Miranda
- Rodney Strong Charlotte’s Home Sauvignon Blanc Sonoma 2014
- Serén de Maíz Nuevo con Doble Chicharrón y espuma de cilantro – Charlie Collins
- Beringer Founder’s Estate Chardonnay 2014
- Trucha al Grill con de relleno ají criollo y fonduta de eneldo – Charlie Collins
- Rodney Strong Russian River Valley Pinot Noir 2013
- Bojalá con tamal de hongos, aioli de culantro y mermelada de tomate con raspadura – Luis Mendizabal
- LAN Crianza 2011
- Cerdo Asado con hierbas aromáticas y oporto – Patricia Miranda
- LAN Reserva 2010
- Chicheme con centro de manjar blanco, helado de coco y popcorn acaramelado – Luis Mendizabal
- Codorniu Clásico
Llegué un poco antes, para captar la acción antes de la cena. La verdad todos estaban muy organizados, explicando la calma de los Chefs antes y durante el evento. Venían preparados para ejecutar este homenaje.
Mientras esperábamos ansiosos el inicio de la cena, unas carimañolas con una salsa a base de miel de caña como acompañamiento, y una copa de vino eran la antesala a la cena de la noche.
Podemos destacar en está cena un excelente dominio de las distintas formas de preparar maíz. También la utilización de alimentos y productos muy famosos dentro de nuestro país, como la trucha y el no tan conocido bojalá.
La primera entrada, a base de queso de cabra, era una preparación distinta para mi. No había probado el queso preparado de esa manera anteriormente. La dulzura proporcionada por el serán de maíz en anteposición con el salado y crujir del chicharrón del puerco, resultaba delicioso. La espuma de cilantro le da ese toque de frescura al plato. Ese día, puedo decir, que por primera vez probé una trucha. Es uno de mis peces favoritos, pero al lado de la trucha que estoy acostumbrado a comprar en el supermercado, está no tenía comparación (traída fresca de tierras altas por avión para está ocasión). Fue mi primer encuentro con una trucha “de verdad”. Uno de mis preferidos de la noche.
Para mi sorpresa, el antojo que tenía de “Bojalá” finalmente lo pude complacer gracias al Chef Luis, al prepararlo al grill junto a un inesperado tamal de hongos. El bojalá es un pez, poco frecuente de conseguir en los restaurantes de Panamá, no soy experto, pero a mi entender encontrar este pez no es fácil. Lo probé de manera accidental en un restaurante dónde los dueños aman ir de pesca cada vez que pueden, y en su menú tenían un plato llamado “La pesca del fin”. Pregunté por el y me hablaron del misterioso pescado, me aventuré y lo pedí. Muy buena decisión, soy fanático del bojalá desde entonces. La mezcla de sabores en este plato, en especial su presentación, eran muy elegantes.
La Chef Patricia anota un hit con su preparación de cerdo asado. Hecho en fuego bajo en cocción lenta por varías horas. En otras palabras, este se deshacía en la boca. El oporto añadía una complejidad a la dulzura del puerco en este plato. El postré, oh, el postre. Los que me conocen saben mi gusto por el Panna cotta. En italiano quiere decir “crema cocida”. Las primeras versiones eran a base de crema y en muchas ocasiones, espesada con huesos de pescado (por la gelatina natural de los huesos de pescado). Hoy día es preparado con gelatina simple y algún lácteo por lo general.
Está versión de Luis Mendizabal es a base de una popular bebida panameña: el chicheme. Y para derramarla aún más, con un centro de dulce de leche. Acompañado de helado de coco y popcorn acaramelado (otra forma del maíz). Estaba de muerte lenta, sino, pregúntenle a Corina de la Guía del Foodie, a la editora de Punto y Coma y al amor de mi vida, Tania. Todas concuerdan en está opinión: “de muerte lenta”.
Sin lugar a dudas, Chiriquí es una provincia con muchas bondades, algunas conocidas, otras no tanto. Estas actividades contribuyen a enaltecer las riquezas de nuestro país. Ayudan a que nosotros como panameños conozcamos más de lo nuestro, en este caso el talento culinario y productos Chiricanos. Una inolvidable velada con los mejores ingredientes: la mejor comida, deliciosos vinos y una grata compañía hicieron de esa noche, una experiencia singular. ¡Qué se repita!