Como todo amante de cocina, soy bastante autodidacta; sin embargo siempre he buscado opciones para clases de cocina. Con el pasar de los años, he llegado a la conclusión que resulta más efectivo recibir instrucción calificada del tema de interés.
Sí, es divertido usar youtube para ver videos instructivos de como preparar una receta, pero uno pasa mucho tiempo buscando información, instructivos, tips y demás (esto también ocurre en otras disciplinas como tecnología, fotografía, étc); creanme, es más eficiente aprender cocinando bajo la guía de un tutor con experiencia.
Hace años, decidí invertir en unos cursos más formales y wao, la diferencia es notable: temas que normalmente tomaban días buscar información, filtrar y leer artículos con la misma información. En cuestión de horas lo tenía todo. Sí, horas, en unos días había aprendido más que todo el mes anterior. Conocimiento, que realmente no tenía certeza de encontrar.
Una clase con un instructor calificado y con experiencia no tiene comparación. Asistí a mi primer curso de cocina italiana, entendí el por qué de muchas cosas y aprendí otro montón de técnicas, que no es común encontrar en blogs y otros artículos culinarios. El curso fue en St. Francis, ubicado en San Francisco, nuevo proyecto de la Chef Elena Hernandez. Dentro de St. Francis está la Academia de Artes Culinarias de Panamá y en un futuro también contará con un bistro del mismo nombre.
Ahora, hablemos de lo aprendido… aprendí la técnica para hacer risotto y entendí por que, aún cuando es un plato de presentación y aspecto aparentemente inocuo, es realmente una receta que lleva trabajo y disciplina para una buena ejecución. Requiere estar “pegado a la sartén” revolviendo el arroz y pendiente que no se seque, vertiendo caldo poco a poco durante al menos 20 minutos (este es uno de los secretos). Esto explica el costo del mismo en restaurantes (es laborioso prepararlo). Para mi resultó un conocimiento invaluable y ahora sí pagaré el costo sin refunfuñar (chino duro al fin).
Otra receta, que he intentado preparar a “la brava”, son las berenjenas a la parmesana. Siempre había imaginado que su procedimiento era rápido. Que equivocado estaba. El “truco” de la receta es un conjunto de técnicas para preparar los ingredientes (principalmente la berenjena) de manera optima según la terminación y textura deseada. Es tan importante estar pendiente del grueso y estilo del corte para asegurar que todas queden cocidas por igual. Es indispensable deshidratarlas o secarlas con sal Kosher, para que al empanizarlas y freírlas queden con textura crujiente. Aprendí más en ese par de horas que un mes de escudriñar y leer la web.
Hicimos también un Ragú, gnocchis y unos spaguettis al vongole. De estás no detallaré tanto. Arruinaría la diversión para otros. ¿Resultados? Miren las fotos. Platos vacíos. Todo quedo delicioso.
¿El plato más popular? La berenjena. Mi favorito: el risotto de pato, el mejor que he probado. Ya quiero hacer uno.
