Un buen día decidí me levanté temprano y decidí hacer un buen desayuno. Lo primero que hago siempre es hacer café ;). Debo admitirlo, soy fanático del café, simplemente, como la propaganda de McDonalds, ¡Me encanta! A tal punto que tengo mi propia moledora y compro el café en grano, para molerlo fresco diariamente. Normalmente siempre tengo dos o tres cafés distintos en la alacena.
Hace unos meses había ido de viaje a Costa Rica por motivos de trabajo, así que me traje varios café para probar, incluyendo un Terrazu, de la casa Britt. El Valdivia ya me lo había terminado, como opción única en ese momento, Terrazu. Sorpresa fue, cuando noté que solo contaba con una última taza. Eso merecía una buena despedida para tan buen café, una sesión de fotos para documentar la última taza tendría lugar.
Me gusta mucho el café negro acompañado de algo dulce, para contrastar el “amargo” del café negro, esta razón explica mi fascinación con las tostadas francesas. Desde que las probé por primera vez en un restaurante, quedé adicto de manera instantánea. He buscando, intentado y probado distintas maneras de hacer la tostadas francesas, pero no daba con el asunto. Finalmente, leyendo distintas artículos, a través de “Flipboard”, a puro accidente, encontré la mejor manera de preparar la tostada francesa perfecta. Aún me quedaba lo más difícil, encontrar el pan perfecto. Hace poco lo encontré, en el lugar menos esperado, eso será en un post futuro :D.
Sin más los ingredientes:
- Pan en rodajas gruesas
- mantequilla
- crema batida (¡Oh sí!)
- huevo
- canela
- vainilla
- azúcar morena (¡ya parece receta de pastel!)
- miel de abeja (me gusta más que el clásico sirope)
- y fresas para acompañar
El procedimiento es como sigue:
- Preparar el café (es el propósito de toda la receta jajaja). Es el primero por la sencilla razón de estar quemándome la lengua a cada rato por tomar café demasiado caliente. Lo hago temprano para darle tiempo de entibiar a una temperatura que pueda disfrutar sin quemar mi paladar.
- Tengo la mala costumbre de no medir, todo va al “ojo”, tengo que mejorar eso, por lo pronto, mil disculpas :P. Batir huevo con una taza de crema batida, revolver hasta no ver rastros de yema entera. Preferiblmente en un envase algo hondo, donde puedas sumergir las rodajas de pan.
- Añadir un toque de azúcar, un suspiro de vainilla, un aventón de canela y una pizca de sal. Revolver.
- Sumergir las rodajas de pan y emborrachar hasta que no quedé nada de la mezcla en el recipiente.
- Precalentar horno a 350 grados centígrados.
- Calentar mantequilla en una sartén, cuando este caliente (pero antes de empezar a echar humo).
- Colocar las rodajas de pan borrachas en la sartén, el propósito es sellarlas por fuera, en otras palabras, dejar hasta dorar por ambos lados.
- Acto seguido, hornear las tostadas en el horno. Esto puede tomar 10-15 minutos. La idea de este paso es “secar” por fuera las tostadas y cuajen por dentro con la leche. Si te gustan secas, déjalas 15 minutos o un poco más, pero baja la temperatura a unos 250 grados centígrados. En lo personal, me gustan un poco “aguadas en el centro”.
- Servir con fresas y miel de abeja (o el sirope de tu preferencia). Devorar con sorbos frecuentes de café 😉