Hace un año ya que no visitábamos Las Tablas, el pueblo de Doña Pastora, aprovechamos los días festivos y decidimos hacer la visita.
Doña Pastora es una abuela muy querida por todos, por su cariño y atenciones, ese calor humano que destaca al interiorano panameño, está presente a plenitud en ella. El que sea una gran cocinera hace aún más grato el tratamiento para comensales de buen diente como yo (jejeje). Ese son de “comé más”, “repite” y una buena hambre, hacen una formidable combinación (bueno, si le preguntamos a mi esposa y la dieta…*ahem*). Sumemos una chicha de marañon y lo que sucede es magia.
Come nieta, come, es el decir en la foto superior. Uff mejor fecha no pudimos escoger para la visita, grata fue mi sorpresa cuando descubrí la tradición culinaria para estas festividades: bacalao’. ¡Oh Dios! ¡Bacalao’ pa’ bueno carajo! El único sonido del medio día fue el interminable *chomp*chomp* de la riquísima faena.
(Mensaje para Tía Nelva: Ya vez quién realmente se acabo el bacalao’, pista: no fui yo :P)
Después de tan ardua faena, viene la merecida y obligatoria siesta:
Dino con calor es un can extremedamente tranquilo, al punto que es posible tomarle un par de fotos:
Ya que estamos en Las Tablas, toca visitar a todo mundo. En este caso, huyendo del calor, nos fijamos rumbo a playa “Los Esteros”:
Realmente era necesaria esa brisa de mar, que refrescante resultó. Ninguno de nosotros había estado ahí anteriormente, inclusive La Abuela, así que al final fue una excursión en familia, cortesía de mi amigo Carlos y sus buenas atenciones. Los Esteros, es una playa de arenas grises del Pacífico. Cerca de la zona están “Las Comadres” entre otras playas aledañas.
El encanto del lugar es la intimidad lugareña del mismo. Aún no es un playa “popular” o “comercializada”. Aún puedes encontrar un bar con cervezas de “a peso” y sus respectivos patacones para acompañar. Relata la gente, que vienen muchos extranjeros al lugar, entran al susodicho bar, y salen ya entrada la tarde, “rojos” y felices. No me extraña, cerveza “a peso” y picadas “a dólar”: ¡ÉXITO!
Una tarde amena con buena compañía. Nos comenta que cerca del lugar, hay un desfiladero o acantilado que da a la playa mmm… suena a un buen paisaje. Volveremos para conocer un poco más el área y ver “Las Comadres”.
Para terminar la tarde (como pueden notar, nos pican muchos los pies) continuamos con el “tour” de visitas familiares obligatorias; entre más, mejor 😀 El caso de La Abuela, es más sencillo, todos la visitan a ella, por lo cual la movilización es mínima. Pues es así como se nos acabó la tarde.